“Esto es una frustración grande”.

En voz baja, con la mirada fija en una extensa capa de maleza y basura arrastrada por el agua hasta su casa, Emanuel Vargas Robles expuso su sentir de esta forma después de que una inundación arrasó todas sus pertenencias de su hogar en Yauco durante las fuertes lluvias que se registraron el martes.

Su consuelo era que todavía estaba con vida tras ser rescatado junto con su madre, de 98 años, en medio de la inundación por personal de la Oficina Municipal de Manejo de Emergencias (OMME) de Yauco, quienes rompieron una ventana de su balcón para sacarlos en camillas flotantes.

“Fueron 45 minutos de lluvia con cinco pies y algo de agua que entró a la casa”, relató Vargas Robles. “Todo se perdió, todo... en la casa y carros”.

“De esta magnitud, nunca había pasado”, exclamó, mientras señalaba a vehículos en la calle cubiertos con yerba que el agua arrastró en plena calle Antonio Rodríguez, de la comunidad Reparto Esperanza.

El agua de una quebrada canalizada, cerca de la residencia, pasó sobre el puente y afectó a múltiples viviendas del sector.

“Esto fue una cosa increíble”, exclamó Vargas Robles, quien dijo que no pudo ser llevado a un refugio porque otras carreteras estaban intransitables.

Su vecina, Abigail Figueroa Caraballo, también perdió todas su pertenencias y el piso de su casa quedó cubierta en lodo después de que el agua entrara en horas de la tarde. Figueroa Caraballo se encontraba con su nieta y tuvieron que esperar horas para salir.

“La ropa que teníamos, se chavó. También las cisternas. Menos mal que los bomberos nos ayudaron”, agregó Figueroa Caraballo, quien describió que en ese momento la vista desde la casa “era como ir a la playa. Era agua por todos sitios”.

Los vecinos del sector se dedicaron este miércoles a sacar los muebles y demás pertenencias dañadas para que fueran recogidas por personal del municipio.

Como los demás, Ivel Vélez también intentaba secar el piso, pero todavía estaba incrédula por la magnitud de la inundación.

“Aparentemente esa quebrada no la limpiaron ni otras. Entonces, todas se inundaron y en media hora esto se inundó completamente”, contó Vélez, en cuya casa entró un pie y medio de agua. “Todo se dañó.

A varias calles de distancia, en la misma comunidad, Madeline Castro intentaba contener las lágrimas. Había perdido muchas de sus pertenencias tras comenzar desde cero por los estragos del huracán Georges en 1998.

Aseguró que la situación en su casa fue mucho peor que para los huracanes María y Fiona.

“Para María, fue un bachecito, pero así no. Fue mucho más que María, pero lo peor es que fue en cuestión de minutos... en minutos se inundó. Se cayó una verja y empezó a entrar agua por todos lados”, expuso. “Perdí juegos de cuarto, muebles, lavadora, secadora, compra, la nevera está llena de tierra... todo”.

Explicó que debido a que la presión del agua no le permitió abrir las puertas de la casa, esperó horas de tensión, junto “con mi nieto y una persona con autismo, que es mi cuñado”, dentro de la casa con el agua entrando.

Cuando finalmente pudieron salir, fue a casa de su hermana, quien todavía lloraba de pensar la incertidumbre que experimentó en todo el tiempo de espera al no tener noticias de Castro.

“Es pasar de nuevo por lo mismo. No es fácil. No le deseo a nadie que pase por esto. Se afecta uno emocionalmente al ver que todo el esfuerzo que uno hace mediante de trabajo y perderlo de momento”, expresó.

Solamente en Yauco se habían contado cerca de 40 casas afectadas por las inundaciones, mientras que 36 personas buscaron refugio en el centro de usos múltiples del Municipio de Yauco, en el sector Los Quiñones.

Dos refugiadas fueron Gretchen Marie Torres Caraballo y su hija de cinco años, quienes residen en la urbanización Luchetti.

“Donde yo vivo en la calle se salió un poquito y el río estaba bastante crecido, que queda detrás de mi casa. Por la parte de atrás se inunda un poco y vinimos como precaución”, relató Torres Caraballo, quien ya había acudido a refugios anteriormente.

“La primera vez fue para María, y luego para los temblores. Ella tenía seis meses y fue complicado. Los niños no entienden esta situación y se ponen ansiosos y quieren correr por todos lados, y hay mucha gente y es un poquito difícil”, abundó.

Además de Reparto Esperanza, las áreas más afectadas de Yauco fueron Luchetti, Cafetal 2, Villas del Cafetal, Monc Blanc, la calle de 25 de Julio cerca del casco urbano, área donde hay tres escuelas. Una de estas escuelas, la Ernesto Ramos Antonini, sufrió inundaciones en el primer piso, según el alcalde de Yauco, Ángel Luis “Luigi” Torres.

El funcionario dijo que recopilaban información con miras a solicitar que Yauco fuera declarado zona de desastre, lo que abriría oportunidades de asistencia federal para los damnificados.

Señaló que en la ciudad cayeron 7.8 pulgadas de lluvia solamente en la tarde del martes.

“En este momento estamos con nuestro equipo, identificando los daños y tomando fotografías, cuantificando los daños individuales. Entiendo que de ser declarada zona de desastre, debería haber una asistencia de FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) en los hogares, que es la prioridad por las pérdidas que tuvieron”, indicó Torres a El Nuevo Día.

Anticipó que someterían, este miércoles, una “evaluación de daños preliminar y entendemos que si la cuantía es suficiente, pudiera darse”, agregó.

Por su parte, Nino Correa, comisionado del Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Nmead), no descartó que pueda emitirse la declaración de desastre.

“Dentro de la evaluación, eso es un proceso (la declaración de desastre). No se descarta. Hay que levantar información para evaluar si podemos llegar a eso o no, pero la instrucción es que la ayuda que tengamos que dar, lo vamos a hacer”, dijo Correa, al visitar la comunidad de Reparto Esperanza.

Una de las inundaciones que más llamó la atención en Yauco fue en la escuela Ernesto Ramos Antonini, donde estudiantes que tomaban tutorías y otros que ensayaban con la banda escolar tuvieron que ser rescatados por personal del Negociado del Cuerpo de Bomberos.

Afortunadamente, todos se refugiaron en el segundo piso del plantel luego que un golpe de agua arropó los alrededores y parte del primer piso, dañando equipos, libros, muebles y muchos de los instrumentos musicales de la banda.

“Una vez más tenemos que sufrir los estragos de la naturaleza, pero estamos trabajando fuerte para si reanudamos próximamente”, indicó Eimy Enid Montalvo González, directora de la escuela. “Estaba lloviendo lo normal, pero vino un golpe de agua y fue momentáneo”.

A su vez, la directora de refuerzo académico de la misma escuela, Marisol Pardo Morales, recordó que “a las 4:30 comienza a llover, pero a a las 5:00 de la tarde se recibe un golpe de agua y en unos minutos aumentó la profundidad”.

“Fue rápido. El agua había entrado. La trabajadora social y maestros identificamos la emergencia y subimos al segundo nivel”, apuntó. “Es un momento difícil. Había que movilizar a todos los estudiantes al segundo nivel, verificar que todas las áreas más seguras”.

También tuvo que cruzar el agua para verificar que no hubiera estudiantes atrapados en otros edificios mientras esperaban que llegara ayuda.

“Sí, estábamos conscientes de que podía llover, pero honestamente, no estábamos preparados para un golpe de agua tan fuerte y que el nivel del agua llegara tan alto”, dijo Prado Morales.

Mientras seguían las labores de limpieza con miras a reabrir la escuela el lunes de la próxima semana, Giovanni Rodríguez, de 14 años de edad, fue uno de los pocos estudiantes afortunados que pudo ir a buscar su instrumento musical - un saxofón tenor - porque no se afectó por la inundación, contrario a la mayoría de sus compañeros.

“Pues básicamente estaba en un ensayo de banda y pues escuchábamos lluvia bien fuerte. Vimos afuera y estaba entrando agua, así que todo el mundo tenía que coger sus cosas. A mí no me dio tiempo. Me fui, tuve que subir las escaleras y pues estábamos ahí por como uno o dos horas y vinieron a buscarnos porque estaba hondo”, explicó Rodríguez. “Daba miedo, pero nos salvamos”.

Su saxofón no se dañó porque alcanzó a dejarlo sobre una mesa que no fue cubierta por el agua, pero lamentó que “se dañaron muchos instrumentos”.

Sobre sus compañeros, dijo que “algunos están tristes porque se le dañaron sus carros, sus teléfonos o sus instrumentos”.

Mientras, el gobernador Pedro Pierluisi firmó este miércoles dos órdenes ejecutivas en las que declaró a 22 municipios en estado de emergencia a consecuencia de las fuertes lluvias que afectan a Puerto Rico y otra con la cual activó a la Guardia Nacional para brindar asistencia en los esfuerzos de recuperación.

Pierluisi, originalmente, incluyó a 18 municipios en la Orden Ejecutiva (OE) 2024-009: Adjuntas, Arecibo, Camuy, Ciales, Corozal, Guayanilla, Lares, Manatí, Maricao, Mayagüez, Naranjito, Ponce, Río Grande, Sabana Grande, Toa Alta, Toa Baja, Utuado y Yauco.

Posteriormente, el gobernador indicó, en una segunda publicación, que añadió a la declaración de emergencia a los pueblos de Añasco, Barranquitas, Orocovis y Peñuelas. Pierluisi activó la Guardia Nacional mediante la OE-2024-010.

“Esta orden facilita a los municipios el acceso a los fondos de emergencia, procesos de compras de emergencia y otros mecanismos de asistencia para apoyar a sus comunidades”, añadió el gobernador en su publicación.

Preguntado si habría dinero para lidiar con esta emergencia, el gobernador respondió “lo buscaremos”. Agregó que si es necesario, se puede acceder al Fondo de Emergencia, que cuenta con cerca de $500 millones y requiere del aval de la Junta de Supervisión Fiscal.

Por su parte, la secretaria de la Vivienda, Ciení Rodríguez, informó que su personal ha estado documentando las necesidades para ofrecer asistencia a las familias afectadas, incluyendo la distribución compra y evaluaban si tendrían que repartir alimentos ya preparados.