A un mes del huracán María, Lillian Rivas reflexiona sobre las repercusiones de alto impacto en las familias como la separación de los hijos, que se han marchado fuera del país
A un mes del huracán María, Lillian Rivas reflexiona sobre las repercusiones de alto impacto en las familias como la separación de los hijos, que se han marchado fuera del país
El crujir de las ventanas sólo se opacaba con el aullido de los vientos que parecía de una bestia moribunda. El huracán cegó vidas, destrozó casas, puentes y abasteció los ríos, cuyas corrientes saquearon lo poco que quedó de pie. Quedamos en la oscuridad más absoluta y tomó días entender la magnitud de lo que ocurrió, porque nos dejó entumecidos. Al cumplirse un mes del evento, la incertidumbre y el asombro, tratan de disimularse con las buenas intenciones que bailan con el oportunismo.
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