Como una ola que arrasa un castillo de arena que había sido construido con mucho esmero, dejando apenas los cimientos, el huracán María barrió con lo que quedaba de los contornos del Puerto Rico que conocíamos hasta ahora. Esos contornos, lo sabemos, venían siendo desdibujados hace tiempo por la debacle económica, por el desplome de las instituciones del Estado y por la ausencia de legitimidad del régimen colonial bajo el cual hemos vivido por toda nuestra historia, aunque se le hubiera querido maquillar en el 1952.
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Castillos de arena